El Bundesbank se opone a la compra de deduda, lo único que puede salvar a
España e Italia. Las autonomías, el conflicto eléctrico y los rumores de crisis
de Gobierno lo complican todo.
La situación está fuera de control. El Gobierno aprobó la pasada
semana el mayor ajuste de su historia con la esperanza de que sirviera para
calmar a los mercados. Pero no fue así. La prima de riesgo superó ayer la
barrera de los seiscientos puntos básicos, algo jamás visto, y el bono
cerró en el 7,27 por ciento. La primera duda que surge es para qué
debemos realizar esfuerzos tan dolorosos como la subida del IVA o la
supresión de la paga extra de los funcionarios si los mercados nos siguen
castigando con fuerza. Sería ingenuo pensar que, con sólo anunciar un gran
recorte, las cosas iban a comenzar a cambiar. Persisten multitud de factores de
incertidumbre que siembran la desconfianza.
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